QUE VER EN SIGÜENZA

La Catedral

Una de las 10 catedrales más importantes de España, en su diseño se combina estilos románicos y góticos. Lo más visitado es el “Doncel de Sigüenza”, lo más llamativo es que su escultura no está totalmente yacente. También destacan los retablos, la Sacristía de las Cabezas y el Claustro.

Plaza Mayor

Espacio rectangular, en uno de sus lados aparece una galería porticada que pertenece a casas que se encuentran escalonadas y el Ayuntamiento que está situado frente a la Catedral. A un lado se puede ver la «Puerta del Toril» que nos llevaría alMirador de la Ronda desde donde se divisa el camino del mismo nombre que recorre la muralla de Sigüenza, con espectaculares vistas del Castillo, la iglesia de Santiago y la Catedral.

Palacio Episcopal

Fue construido durante la primera mitad del siglo XVII, al ampliarse los límites de la ciudad. Hasta 1824 fue la Universidad de San Antonio de Porta Coeli o Universidad de Sigüenza. A él se llega por una explanada presidida en uno de sus extremos por una imagen de la Inmaculada. En su austera fachada, podemos observar ventanas y balcones de reja, y una portada barroca con escalinata doble. Su portada se adorna con un gran balcón, acompañado por los escudos episcopales y el de la Universidad, y sobre la puerta una inscripción con su lema, “Ex Alto”. En su interior, merece destacarse el claustro cerrado con vidrieras.

Iglesia de San Vicente

Al ser conquistada la ciudad un 22 de enero de 1124, festividad de San Vicente Mártir, se decidió convertir al santo en patrón y erigir una parroquia bajo su advocación. La actual iglesia fue construida en tiempos del obispo Cerebruno (obispo desde 1156 a 1166). Junto a la Catedral y a la Iglesia de Santiago forma el triángulo románico de Sigüenza. Está situada en el corazón de la ciudad medieval, en la Travesaña Alta.

Da a la calle sólo su portada románica, con arquivoltas ricamente decoradas, coronada, años más tarde, con una pequeña escultura de virgen gótica. Su interior, de una sola nave cubierta con techumbre de madera, muestra detalles de un románico con algunos detalles que lo aproximan al protogótico. Presidiendo el altar destaca una espléndida talla policromada de un Cristo crucificado probablemente de los siglos XII-XIII.

Castillo de Sigüenza

Una antemuralla da acceso a la puerta principal, del siglo XIV, flanqueada por dos cubos con sus matacanes, y almenas en la parte superior. El gran patio interior recuerda las alcalabas árabes. En su centro permanece el pozo que abastecía de agua a la fortaleza. Las partes visitables del interior recrean a la perfección los salones y estancias en piedra tallada en que vivieron los obispos y su corte: mobiliario de época, armaduras, labradas chimeneas…

Este castillo ha sido testigo de la gran historia de la ciudad de Sigüenza, sirviendo para distintos fines, siendo reformado en varias ocasiones con el paso de los años. El obispo guerrero Don Bernardo de Agén, que conquista Sigüenza en 1123, fue el primero que acometió una reforma en el castillo, que posiblemente fuera anteriormente una fortaleza árabe.

Durante las Guerras Carlistas sirvió de fortaleza por última vez, sufriendo grandes destrozos y siendo abandonado por los obispos como residencia. Una ruina que se completó en la Guerra Civil de 1936, y cuya restauración fue acometida en 1970, basada en antiguos planos, cotejados con los restos que quedaban en pie.

La Alameda

La Alameda es un jardín histórico, de olmos centenarios, que se ha convertido en el referente obligado de la ciudad. Fue mandada construir en el año 1804 por el Obispo Vejarano. Acotada por una barbacana o muro, en la puerta principal una placa recuerda su construcción, y a continuación cuatro esbeltas pirámides coronadas por enormes granadas, evocan la tierra natal del obispo. En el siglo XIX sus bancos fueron testigos de la presencia de importantes personalidades de la cultura: Emilia Pardo Bazán, José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno y políticos como el Conde de Romanones, que celebró algún Consejo de Ministros en ella. La Alameda conecta los principales monumentos religiosos de la ciudad, a modo de columna vertebral.

Iglesia de Nuestra Señora de los Huertos y Monasterio de las Clarisas

La Iglesia de Santa María de los Huertos data del siglo XVI, y posiblemente fue edificada sobre los vestigios de la antigua basílica visigoda. Es de estilo gótico, con decoración plateresca. Su portada se adorna con un bello arco escarzano o rebajado y destacan en el remate de la fachada sus gárgolas y arbotantes. También llama la atención la Capilla Mayor con su retablo renacentista pintado directamente en la pared, con cinco escenas enmarcadas por un moldurado plateresco labrado en piedra. En el atrio han aparecido, además, parte de la calzada romana y una necrópolis, y es que en el patio exterior se enterraba a los pobres y enfermos que morían en el Hospital de San Mateo, y desde los primeros años del siglo XIX servía de cementerio público hasta el año 1906.

A partir del año 1940 se trasladan a este lugar una comunidad de monjas clarisas y construyen el convento anejo a la iglesia.

Iglesia de Santiago

Esta iglesia, construida durante el pontificado del obispo Don Cerebruno (1156-1167), consta de una sola nave rectangular, dividida en seis tramos, y coro a los pies. Tiene a poniente su fachada y puerta de ingreso, y a levante su ábside y cabecera. El paso de los siglos y, sobre todo, la Guerra Civil de 1936 han hecho estragos en su interior y ahora se encuentra en fase de rehabilitación. La Iglesia formaba parte del Monasterio de las Clarisas que, en los años 40 abandonan este emplazamiento trasladándose a la Alameda. En la actualidad el antiguo convento es una residencia privada. Una de sus particularidades es que, al ser una parroquia de barrio, está incluida en una manzana de casas y sólo su fachada principal da a la Calle Mayor, con una soberbia portada, semejante a la de la iglesia de San Vicente, aunque más trabajada. Sobre la puerta, en el tímpano, un medallón renacentista con el busto del Apóstol Santiago; y, sobre el bloque de la portada, con restos de policromía, aparece el escudo de armas del obispo don Fadrique de Portugal, posible patrocinador de obras restauradoras, a comienzos del siglo XVI.